Seguidores... ¡SUMATE! 💕

sábado, 29 de noviembre de 2025

En espirales


No sé si solo me sucede a mí, no sé si entiendo lo suficiente.

A veces el mundo me duele demasiado e intento cambiarlo o ignorarlo, para que no me aplaste.

Otras, me doy cuenta de que no se puede vivir plenamente si uno finge demencia.

Casi siempre llego a la misma conclusión: todo comienza y se soluciona con AMOR.

El que crece recibiendo amor sano no necesita lastimar, competir, ni arriesgar un bienestar común por intereses personales pasajeros. ¿Pero quién de nosotros recibió tanto amor para aprender a amarse de verdad y actuar desde aquel lugar tan pacífico? Querer cambiar al mundo, o a otros, se nos volvió una costumbre. De esas que duele seguir sosteniendo, de las que dividen en extremos opuestos e irreconciliables lo que siempre compartirá la misma esencia.

Aprender a darnos lo que no recibimos es todo un desafío. Creemos que cuando lo logramos ya está y que lo que nos queda es más orgánico y natural de transitar. Pero no. Porque también te acostumbrás a inconscientemente creer que estás solo para todo. Y aunque es cierto que uno mismo es el único dueño, responsable y capitán de su camino, tampoco hay que olvidarse de que somos seres sociales. De que merecemos ese apoyo, esa contención, sentirnos seguros, abrazados y acompañados desde lo más genuino que nace en el corazón de un otro que nos mira.

Que ese otro tampoco sabe muy bien cómo se hacen las cosas y que va aprendiendo a cada paso como nosotros. Que la perfección, ni la total autosuficiencia, jamás fueron las principales metas. Porque no son reales, porque viviríamos siempre frustrados, porque agotarían hasta al alma más vital del planeta.

También dudamos de merecer en profundidad ese cuidado, sostén y cariño sincero de un otro. Porque si lo merecíamos tanto desde el principio, ¿por qué la vida no nos lo dio y nos forjó a tener que buscarlo en las profundidades de nuestros abismos? 

Pero la vida nunca nos hizo nada, salvo regalarse para que la experimentemos a nuestro estilo, lenguaje y ritmo. Baila con nosotros, nos acaricia con cada respiración y nos despierta con los rayos del sol, para que recarguemos nuestras ganas y lo intentemos nuevamente al despertar cada mañana.




No hay deberías, ni supestos lógicos que nos potencien a amarnos mejor. De hecho no sufrimos por amor, sino por la ausencia de él. Y cuando esa brisa de paz nos toca la piel, generalmente nos protegemos. Creemos que no estamos seguros, que no hay nadie en quién confiar, porque todos se van a ir en algún momento. Que nada puede ser tan bueno si es así de desinteresado. Que para qué ilusionarse tanto, si la euforia es tan efímera que se nos escapa entre los dedos, antes de poder sentir su perfume, el mismo que llevamos soñando décadas e imaginando en miles de cuentos.

Quizás solo debamos recordarnos que ya no estamos sobreviviendo, que no es necesario que sigamos sacando adelante todo solos, cuando los que nos aman están ansiosos de que le aceptemos esa mano que nos ofrecen, ese oído sincero y la mirada desde dos almas que reconocen el mismo cansancio. Abrirse a confiar de nuevo, aunque cueste, es también aprender a amarse. Suavizar las palabras de lo que nos contamos diariamente, emborracharlas de dulzura, de compasión y permitirse ilusionar sin culpas ni miedos. Sabiendo que, si falla o no, ya no interesa. Pero por, sobre todo, que nos habilitemos a entrenar el pensamiento de que puede llegar a salir todo mucho mejor y más fácil de lo que imaginamos. Que no era todo tan terrible, que esas percepciones venían desde nuestros miedos e impotencias. Que lo único que se necesita es coraje y ganas. Lo demás va apareciendo con los espacios y los silencios.

No sé si a todos les resonarán mis palabras, a veces ni sé si alguien me lee. Otras pienso que me escribo a mí misma para anclar pensamientos que no quiero que los borre el tiempo. Igualmente siento la satisfacción de expresarme, como me salga, en honor a las veces que no me di esos lugares, a las que me tragué mis palabras y a las que, en vez de escucha o apoyo, recibí críticas y culpas. Y cuando lo recuerdo se me hace inevitable seguir expresándome. Hacer cualquier acto artístico, bailarlo frente a un espejo. Porque la vida sabia me susurra que la creatividad es mi reflejo y que no hay propósito más que el que yo elija a cada momento. Que hay que amar, amar y amar hasta enamorarnos de lo que somos y que al desbordar de amor nuestros ojos verán más claro. Verán distinto, desde la aceptación y el permiso de que cada uno elija lo que quiera, pueda o necesite. Y que solo podemos aportar nuestra mirada, energía y el acto creativo de amarnos mejor con cada respiración.



🔖 Si este tema o los que vengo compartiendo te interesan y querés profundizar más, podés contactarme para una consulta o asesoramiento personalizado, sumarte a mis actividades de autoconocimiento (como el curso online); o hasta chequear las redes de SOMOS SOL ☀️ donde comparto mucha más información. También acepto donaciones o colaboraciones para seguir apoyando lo valioso de mis propuestas. ¡Gracias por leerme!💜🙌🏻

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Enterate acerca de qué se trata mi Curso online...

¿Te animás a probar mi curso online?

  El Curso de Autoconocimiento SOMOS SOL ☀️ es para vos.  Cuando queremos hacer algún cambio, recurrimos a diversos métodos que no siempre l...