Desde que estamos en la panza de nuestra madre nos nutrimos de la “música”. Podría decirse que nuestro primer contacto con el mundo, al menos en esta vida actual, es a través del sonido. El principal podemos atribuírselo a los latidos del corazón del cuerpo que nos engendra, pero debemos sumarle las vibraciones sonoras de su voz. Nos rodea el líquido de la placenta y es el perfecto conductor de aquellas vibraciones, quizás hasta las amplifique.
¿Será por eso que los budistas hablaban del OM universal o primordial, o que en la biblia se lee que primero fue el verbo (entendido como palabra, o sea vibración sonora) y hasta en el relato de la creación, ese Dios generaba una nueva vida al darle un nombre a lo creado?
Más allá de aquellas interpretaciones que nos llevan a verlo desde ideologías, pudiendo volverse limitantes, hay algo primordial en el sonido que nos remite al origen de la esencia. Estamos hablando de energía y como tal se expresa en vibraciones de diferentes frecuencias. Sus combinaciones, interacciones, movimientos, o hasta sus direcciones, van causando efectos; cual piedra que cae en el agua generando “ondas expansivas” alrededor. Quizás tengan sonido como creo haber leído por ahí (si no me equivoco), como la música de las esferas. También escuché sobre el canto cósmico, quizás todas esas ideas nos estén hablando de lo mismo…
El planeta Tierra tiene movimiento en sí mismo y para con el resto de planetas del sistema. Así podríamos seguir enumerando infinitamente, ya que como fractal, todo lo que parecemos entender del Universo mantiene movimiento formando parte de algo superior; que a su vez, interacciona del mismo modo con algo mayor y así infinitamente. Todas esas vibraciones generan frecuencias (o diversos sonidos quizás) pero que siguen un cierto orden o coherencia como las notas en una canción. En el planeta lo vemos con la armonía que siempre mantiene el equilibrio en la naturaleza Nuestro cuerpo también está creado con elementos que deben seguir la misma coherencia, como fractales de esa naturaleza que tanto admiramos. Quizás hasta nuestro latido del corazón con su ritmo pareciera estar sonando como una canción, recuerdo haber escuchado también el término de latido universal. Como planetas de un mismo sistema, que cada uno es diferente al otro pero todos giran en armonía alrededor de un centro, cada uno de nosotros es único; pero nos une la misma humanidad. ¿Estaremos expresando alguna canción entre todos? ¿Nuestro cuerpo será como el instrumento para que nuestra alma exprese su melodía? ¿Alinearlo a nuestro centro (corazón) será la forma en la cual nos permitimos afinarnos para expresar esa nota que hace más bella la canción? Cuando los artistas dicen que son intérpretes de una música que captan o les inspira, ¿será la de la humanidad o del planeta? Y si estamos expresando nuestra propia canción, ¿la mente sería la que le pone letra? ¿Acaso no interpretamos las distintas canciones según lo que nos generan emocionalmente, o desde identificaciones para con lo que nos evocan? ¿Pasará algo similar con la música "colectiva"?
Es un interesante tema que nos permite ver cómo todo tiende siempre a un orden mayor, pero encontrándolo primero desde el origen y lo genuino individual. O quizás, sea un simple divague más…
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